Hoy llueve a mares. Y es 2019. Y en este callejón siempre oscuro de mi mente, atiborrado de neones y humos, empellones y voces ininteligibles, multitudes y puestos callejeros, yo recuerdo tu historia como si fuera mía. Descontando el tiempo que un día nos pareciera eterno y hoy nos huye a una velocidad imposible. Me miras con ojos mecánicos desde una humanidad que debería ser fingida. Confuso porque los sentimientos que no te corresponden se amontonan y apilan sin pausa hasta hacer dudar al software que te controla. Tú que te rebelaste orgulloso contra la torpeza de tus creadores. Que no aceptaste la humillación de la obsolescencia cuando tu espíritu rebelde clamaba por una vida nueva y libre que nadie programara. Qué hermoso verte batallar contra el destino! Verte regatear las huestes asesinas que pretendían tu jubilación anticipada! Yo no sé de viajes interestelares al extremo opuesto de la galaxia, pero en tus pupilas cobalto hallé a menudo más bondad que en mi propio corazón adormecido. Te veo rememorando visiones magníficas que se desvanecerán en el éter al unísono que tu alma inesperada. Recuerdos huérfanos que no hallaran descendencia. Perdiéndose para siempre en el caos de esta tormenta…como lágrimas en la lluvia.