“Tripa”, “volado”, “capote”, “capa”. Así te tuerce la vida bajo la mano experta de una trigueña. Bata habanera, senos sudados, ojos como cenotes…Ciñendo las hojas del calendario al alma que se evaporará en el humo, mientras la chaveta nos mutila quirúrgica los días que aún saben a fiesta. La vida nos cacha en profundas bocanadas, hasta que sólo restan cenizas y recuerdos. Soy un habano oscuro producto de caricias y solitudes, que perece en combustión entre los labios untados en guarfarina de un jalao que ya no espera. No quedan lágrimas, ni esperanza, ni sueños. Nos empequeñecieron el futuro en nombre de una revolución hipócrita. Como si vivir en el vacilón fuera la única esperanza para la turba. Por eso, cuando el indio nos aprieta la paciencia, echamos un tacón al son entre las curvas sin señalizar de una pollita filetera. Danzando porque el ritmo aún sale gratis. Porque la sangre necesita una excusa para prorrogar el latido. Que viva el Fifo! Pródigo en ocurrencias y desmanes. Jugando a dictador barbudo en esta islita de juguete, mientras a los negritos se nos acaba la cuerda y la melancolía. Me hurtaste el horizonte sin que yo te lo pidiera. Y ahora el runrún de los gusanos allende los mares nos provoca dentera. Qué gran ayuda negarle a la calle el alimento en un embargo que sólo complace a la tribuna! Uno te engaña y otro te aprieta, porque la marioneta no importa en este festival de vanidades. Pues yo salí zurdo, mijito! Dispuesto a revirarme contra tanta tontería. Y aunque no tengo el arrojo de los grandes generales, me sobran las razones para liderar la tropa. Algún día en esta historia habrán de ganar los peones!