Hoy empieza un Nuevo Año con un Papa muerto. Como si a las almas limpias les costara entrar en esta bolsa de excrementos en que se nos ha convertido el mundo. Y aunque yo no le tenia una estima desbordante, le reconozco un magín inteligentísimo para comprender a los Santos, pero una casi nula empatía para relacionarse con el Rebaño. Creció teórico, experto en leyes y dogmas que siempre creyó que por siempre mantendrían a su Iglesia fuerte y digna frente a las innumerables armas del pecado. Luchó por las esencias y casi se desquició al enfrentarse a la putrefacción y a la corrupción humanoide de una Curia descarriada e insaciable que siempre se consideró inmune al dictado de sus patriarcas. Èl, tan lejos del oro y de la carne, recibió sonoros bofetones desde turbios financieros y múltiples pederastas que por siglos medraron bajo las alfombras gruesas de la ignorancia y el desinterés de la empresa. Me consta que le tembló la fe que siempre fue su principal escudo. Que entró en profunda desesperación tratando de atajar tanta inmundicia en la que la purpura más elevada retozaba en sus deseos. Pero un sabio no es un guerrero. Y no tuvo fuerza, ni coraje, ni determinación suficiente para hacer rodar las cabezas que merecían ver el cielo desde un ángulo diferente! Siempre le amonestaré que se bajará del caballo, que no lanzase a los Arcángeles a depurar la Casa con todas sus consecuencias, que diera un paso al lado con la vaga esperanza de que al siguiente le sobrara valentía y mala leche para retomar la tarea que a él se le hizo imposible. Nos abandonó. No desalojó a los malhechores que mercadeaban en el Templo. Le faltó y falló la fe que el creía todopoderosa. Se fue de vuelta a los libros, como si la teología y el funcionamiento real de la Máquina que mueve pudieran separarse como si tal cosa. Acabó como un Pensador incapaz de pasar a la Acción. Y te explicaré algo que sólo una vez confesó: siempre temió que de enzarzarse a terminar con los malvados su suerte fuera la misma que la deJuan Pablo I, su pre-antecesor en el cargo. No hubo terror más poderoso en su decisión cobarde! Descanse en paz.