Casas abandonadas

Casas abandonadas. Esqueletos demolidos por la vanidad del tiempo que todo lo corroe. Desnutridas como fantasmas silentes añorados de risas y disputas. Desmembradas sobre las laderas como cáscaras vacías. Testimonios marchitos de vivencias desvaneciéndose con cada tormenta. Recuerdos impresos en las piedras desnudas que agonizan como poemas tirados al viento. Solas cuando la noche susurra nombres que ya no las habitan en un interrogatorio sin respuestas. Aferrándose quizás a una última memoria: una despedida sin retorno. Yo no puedo sino sentir ternura por estos palacios caducos donde una vez reinó la vida. Ruinas que fueron hogares, donde chiquillos marrulleros iluminaban los días, y que hoy languidecen presas del olvido. Derrumbándose bajo el hálito helado de la madrugada. Tratando de adivinar los ecos marchitos de los pasos y las voces que llenaron de fiesta las estancias. Quién creció entre estas paredes? A quienes dio cobijo este techo desguazado por las lluvias sin pausa? Ventanas sin testigos, alumbrando paisajes huérfanos de pupilas. Puertas sin dueño, que abiertas a la indiferencia ya no reciben ni protegen. Aguardando eternamente rostros familiares cuyos trazos se disuelven en la niebla. Bajo esta luna oronda que inunda de plata la campiña, los cadáveres sin alma yacen carcomidos sobre la tierra, hurtadas la dignidad y la consciencia, negado el futuro. No hay nada más doloroso que vivir cautivo de un regreso imposible.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s