De todos los pueblos vienen brincando sobre las olas. Hooray! Hooray! cantan alegres danzando entre campos interminables de lirios y de magnolios. Ancianos y niños avanzando de la mano. Porque la sabiduría de unos sacia la curiosidad de los otros. Qué saben ellos de guerras idiotas o de la hambruna que asola el mundo? Qué saben de tiranos bananeros que jibarizan libertades en su propio beneficio? Nada les asusta. Nada los detiene. Todo los conmueve. Son libres sobre desiertos, tundras, junglas y sabanas! Porque el planeta, sonriente, adora a estas lindas criaturas que no ceden sus vidas de colores a las masas grises de amargo testamento. Hooray! Hooray! suenan sus trinos como un desafío sin violencia a la monotonía de los compungidos. Qué saben ellos del escarnio suicida a nuestros hijos por no ser todos iguales? Qué saben ellos de la carencia de empatía de la que presumen gran parte de los poderosos? Del caos farmacéutico provocado por la codicia y que asolará sin remedio todas las comunidades del mundo moderno? Con paso dicharachero ellos trampean felices todas las fronteras. Con ojos como llamas y un espíritu que ciega. Nadie tiene el valor de detenerlos. Nadie les cuestiona. No existe armamento feroz sobre la tierra capaz de disuadir su avance. Y si algún estúpido (que hay millones) osa plantarse en su camino, ellos despliegan sus alas luminosas como la madrugada extiende la luz que nos despierta. Hooray! Hooray! Resuenan sus cantos en los oídos esclavizados de los que todavía duermen.