Por el linde del bosque atisbo al Barquero, ataviado de lágrima y luto sobre las aguas profundas de este río oscuro. Cingla hacia Poniente su triste figura, como un espectro que cruza con parsimonia el horizonte. Yo lo miro extasiado mientras transporta las almas de éste al otro mundo. Él me devuelve la mirada, sonríe y dice: Surgís del sol abrasador que cuece el barro enquistado en la roca, del protozoo aventurero que emerge del magma y del cuarzo primigenio. Surgís como una risa burlándose de lo sulfúrico, explosionando en el paisaje como un rumor volcánico. Surgís de la branquia nitrogenada del primer anfibio, del reptil, del ave, del mamífero proteico. Surgís de la rebelión de los primates, de la voluntad gutural por blandir el cetro que gobierne todas las tierras. Surgís de la cal y de la brea, duales en el ánima y los motivos, husmeándolo todo con vuestra curiosidad desbordada. Surgís del éter, de una aleación imposible, de la absolución de la carne cuando el anochecer encoje la luz y los pecados. Surgís como un enigma,del genoma, pendencieros, tóxicos, febriles, dispuestos al ósculo y a la dentellada. Inseparables del sílex y la cachiporra. Surgís del latido salvaje de un planeta desguazado, del óxido y la oxitocina,tatuados por un estigma que no perece. Surgís, a fin de cuentas, del verbo todopoderoso de los dioses. Y cuando tañan las campanas del último día desfilaréis cabizbajos por entre los misiles, con la moneda presta en el bolsillo y, a pesar de los destrozos, con la mirada aún inocente por tanta inexperiencia.