El lobo. Siempre el lobo. Acogiéndose a Sagrado bajo el trueno y el relámpago. Sin mostrar reverencia a la sotana o a la voz queda de los píos. Suspendido entre este mundo y el caos de las esferas, como si la vida no fuera más que anécdota magra a la que hincarle el colmillo cuando …